jueves, 22 de diciembre de 2016

EL RINCÓN DEL POLLITO: HONG

Tras mucho tiempo bandeando por el universo, de nuevo por aquí, para contaros mi última visita a un
restaurante.
Como otras veces acudí a un oriental y como casi siempre, por accidente.
Me encontré con una vieja amiga, la cual cada vez que veo es que tiene algún problema o la ha pasado algo. Nada mas verla y saludarla, ya la dije “que te pasa ahora” y como siempre no recibí respuesta.
Me invito a comer y oliéndome el percal recibió mi negativa, que de poco sirvió, insistió hasta llegarme a decir lo típico, necesito hablar con alguien, tomamos un buen vino….. Ya esta! esto último me convenció y fuimos a comer.
Intentamos entrar a un restaurante convencional, con buena fama, para tomar algo de carne y vino. Pero estaba lleno y como mínimo había que esperar 40 minutos. Dando un paseo ambos,  no sabíamos donde acudir, por la calle Sebastián el Cano, cuando de pronto, una fachada sobria con unas cristaleras que se podía atisbar ambiente oriental el nombre del restaurante, estaba escrito sobre un fondo rojo HONG era su nombre, haciendo esquina con José Antonio Armona 12.
Entramos al lugar y en un decorado oriental, algo sobrio, encontramos un sitio ameno y no muy lleno, era algo tarde y las comidas y menús ya estaban acabando y nos sentamos donde mas nos gustó, cerca de la ventana.
El restaurante, en cuestión, tiene una amplia carta de comida oriental (china, vietnamita, tailandesa y japonesa) aunque se basa en dos menús, uno chino y otro japonés, el chino no se lo que vale, el japonés 10,50 €uros.
Así que tomamos asiento y yo pedí el menú japonés que contaba con sopa de miso, queso de soja y
algas, con un color horroroso y sabor a mar debido a las algas, algo caliente que se podía tomar. Ensalada de algas,  templada y con sésamo. Tempura de verduras berenjena, zanahoria, calabacín, templadas, muy ricas y crujientes y lo típico  nigiris y makis, recién hechos  frescos y abundantes.
Mi acompañante, poco pidió, un rollito nada grasiento y arroz tres delicias, abundante aunque lo probé y me pareció algo insulso. De beber pedimos la genuina cerveza Sapporo, Color dorado pálido, una espuma blanca generosa, aunque no excesivamente persistente, y una carbonización fina, abundante y muy refrescante. Ni su sabor ni su amargor destacan por su intensidad. No obstante, es una cerveza bastante aromática, aunque ligeramente ácida. Su amargor es suave y con un final agradable, 4.5º
Aunque ligera no se si mi amiga ya llevaría unas cuantas cervezas tomadas por ahí, pero en medio de la comida y sin venir a cuento soltó un grito de ¡Viva el Rey! Que temí que acabaría mal la comida, pero todo quedo en algunas miradas, alguna asesina que no pasó a mas.
Mientras tomábamos el postre que pedí, un helado de fresa, nada del otro mundo, para romper el hielo con la “monárquica” le comentaba que yo no era capaz de distinguir a una persona oriental, su nacionalidad.
Ni corta ni perezosa llama al camarero, el único afrolatino y le pregunta que si es chino o japonés, el muy agradable y sorprendido sonríe y cree que es una broma, pero no, esta que se entera se lo dice en serio, yo le digo “tu seras dominicano, ¿no?” con una sonrisa dice si, claro, ella dice “pues no me di cuenta” curioso, el resto del personal era oriental y fíjate a quién fue a preguntar.
Comentar que todo el personal era muy agradable, amable y simpático.
A pesar de todo nos invitaron a un licor, yo tomé flores (mejor no comentar) y mi acompañante sake, ante lo cual aceleré la salida para evitar agravios.
Resumiendo, restaurante amplio y cómodo, la comida es realmente buena y el servicio muy atento y simpático y precio mas que asequible.

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